Afrontamiento de la enfermedad mental de un familiar

Un entorno familiar adecuado es fundamental para afrontar una enfermedad mental. Ante los posibles estigmas sociales y prejuicios que pueda recibir la persona afectada, la familia supone un elemento contenedor y un soporte de apoyo y ayuda para evitar el abandono del tratamiento psicológico y/o farmacológico o bien para realizar la reeducación de hábitos de vida esenciales para su evolución.

Es importante el papel activo y participativo del entorno familiar, pero no debemos olvidar que, en ocasiones, la enfermedad mental de un familiar es un acontecimiento inesperado que interrumpe su funcionamiento. Asimismo, el cuidado del enfermo supone un coste emocional, físico y económico para la familia y allegados.enfermedad_mental

La alteración en la actividad familiar se manifiesta en cambios en la relación, dinámica familiar y calidad de vida, preocupaciones, expresión de sentimientos como la rabia o la culpa y situaciones de excesiva responsabilidad o, por el contrario, indiferencia o negación. Las reacciones familiares más frecuentes son el miedo, que puede derivar en rechazo, evitación o incluso segregación familiar y, por el contrario, la compasión, lo que puede desarrollar una elevada sobreprotección de los familiares.

Debido a la gravedad de la situación en muchos casos, hay veces que se suele centrar la atención en la persona afectada, descuidando la salud y el bienestar de quienes le rodean. Es importante que la familia, para poder cumplir correctamente su función, también reciba apoyo por parte de los profesionales y los servicios de salud mental, sobre todo en casos de enfermedad crónica.

No podemos curar la enfermedad mental, pero si podemos contribuir a la calidad de vida del paciente y de su propio entorno. Por ese motivo, se aconseja que la familia lleve a cabo las siguientes recomendaciones:

  • Consultar con un profesional las dudas sobre una posible enfermedad mental de un familiar. La prevención y la detección temprana ayudan a mejorar la calidad del tratamiento y a reducir el impacto negativo.
  • Seguir una continuidad en un tratamiento, tanto psicológico como farmacológico.
  • Trabajar el malestar y sufrimiento emocional propio, ya que el entorno familiar es muy importante en el desarrollo de la enfermedad mental.
  • No culpabilizarse.
  • Reconocer los límites entre uno mismo y el paciente.
  • Buscar vías de escape y entretenimiento.
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