El proceso de duelo

El duelo es el proceso por el que pasamos cuando nos encontramos ante la pérdida de un ser querido, bien sea por una muerte, una separación o una rotura en la relación con esa persona. El proceso de duelo suele desencadenar una serie de sentimientos, pensamientos y, en muchas ocasiones síntomas físicos que a menudo son difíciles de manejar sin un buen acompañamiento de un psicólogo, siempre dependiendo de la resilencia de cada uno.

Los sentimientos que se suelen desencadenar en el proceso de duelo pueden ser:

• Tristeza

• Enojo: Es la sensación de enfado con el ser querido que ha muerto o se ha ido de nuestras vidas. Se produce como una sensación de frustración ante el hecho de que no había nada que pudiera hacer para evitar la muerte o la ruptura, una sensación de enfado para dejarnos solos.
• Culpa y autorreproche: culpa por no haber sido lo suficientemente amable, por no haber llevado a cabo ciertas actividades con la persona, por no haber pasado más momentos juntos antes de su muerte o separación, por no haberlo llevado antes a la hospital, por no haber sido suficientemente atentos con esa persona … etc.

• Ansiedad: Puede oscilar desde una ligera sensación de inseguridad hasta ataque de pánico

• Soledad: Este sentimiento se da sobre todo cuando se pierde un cónyuge y estaba muy unido a él. O también cuando se muere o nos distanciamos de una persona a la que estamos muy unidos.

• Fatiga: muchas veces se expresa con el sentimiento de apatía, con pocas ganas de hacer cosas o incluso mediante la indiferencia para hacer cosas.

• Impotencia: se puede presentar a menudo en las primeras fases de la pérdida. Muchas personas pueden sentirse impotentes al inicio de la pérdida, porque no se ven capaces de poder llevar todo adelante.

• Shock: es la primera reacción al recibir la noticia, cuando te lo dicen por teléfono, o bien cuando una muerte o la ruptura es súbita.

• Anhelo: Al inicio del duelo es normal sentir un anhelo para ver la persona perdida.

• Emancipación: Esto sucede en aquellas situaciones en que la persona no ha vivido una vida muy agradable junto con la persona que ha muerto o que se ha ido, es esa sensación de libertad, de alivio y de poder separarse definitivamente de la persona.

• Alivio: Esta sensación se da sobre todo en aquellas muertes de personas que han estado durante mucho tiempo enfermas y has requerido muchos cuidados, o en aquellos casos que la relación ha sido muy tormentosa. Sin embargo, en muchas ocasiones esta sensación de alivio viene acompañada por una sensación de culpa.

• Insensibilidad: Algunas personas presentan ausencia de sentimientos, se suele experimentar al principio del proceso del suelo, cuando la persona se entera de la perdida. Ocurre que en este momento hay demasiados sentimientos que afrontar y no se pierden hacer todos conscientes al mismo tiempo, para que desestabilicen a la persona.

Por otro lado, los síntomas físicos, a menudo menos conocidos son:

• Vacío en el estómago

• Opresión en el pecho

• Opresión en la garganta

• Hipersensibilidad al ruido

• Sensación de despersonalización

• Falta de aire

• Debilidad muscular

• Falta de energía

• Sequedad de boca

• Trastornos del sueño

• Trastornos alimentarios

• Conductas distraídas

• Aislamiento social

• Soñar con el difunto

• Evitar recordar al fallecido, ocultando o recogiendo todas las cosas de este por no percibir sentimientos dolorosos.

Asimismo, los pensamientos que se desencadenan en un proceso de duelo podrían ser los siguientes:

• Incredulidad: este suele ser el primer pensamiento que viene a la mente de las personas en el momento en que se conoce la muerte, sobre todo si la muerte es repentina. Muchas veces las personas se llaman “no ha pasado, es un error”

• Preocupación: Son pensamientos sobre el muerto. A veces son pensamientos obsesivos sobre cómo recuperar la persona perdida. O en otras ocasiones el pensamiento toma la forma de imágenes en las que aparece el muerto sufriendo o muriendo.

• Sentido de presencia: esto puede pasar en los momentos posteriores a la pérdida

• Alucinaciones: Suelen ser experiencias ilusorias pasajeras, muchas veces se producen en las semanas siguientes a la pérdida de la persona.

Con el tiempo, este malestar remite. En caso de que los síntomas descritos persistan, la persona tiene que pedir ayuda a profesionales de la psicología que pueden ayudar a elaborar el proceso de duelo.

Artículo escrito por Abigail Mora Sanz

Psicóloga Sanitaria y Forense

Núm.Col. 16385

Centro Giner

 

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