Caso real de ansiedad social

Planteamos un caso real de tratamiento psicológico en el que la paciente presentaba ansiedad ante situaciones sociales (ansiedad social).
Con el fin de proteger la confidencialidad, hemos falseado los datos personales de la paciente.

       Laia era una estudiante de pedagogía de 23 años, que vivía con sus padres y dos hermanas de menor edad (18 y 16 años). Compaginaba los estudios con un trabajo de recepcionista.

 Su motivo principal de consulta fue la falta de confianza en sí misma en múltiples situaciones sociales tales como iniciar conversaciones con la gente (si los otros tomaban la iniciativa, se sentía mejor), mantener conversaciones con desconocidos o figuras de autoridad, hablar de temas personales, dar la propia opinión, recibir críticas, hacer cumplidos, solicitar información en centros e instituciones, ser el centro de atención o sentirse observada en una reunión, hablar en público, hablar en reuniones informales, rechazar peticiones, expresar malestar o disgusto, solicitar a otros cambios en comportamientos molestos, participar en discusiones y responder a las críticas.

       Laia se quejaba de sentir ansiedad antes y durante estas situaciones: inquietud, sensaciones corporales molestas (tics en la cara, molestias abdominales, rubor), dificultades para pensar y encontrar las palabras. La ansiedad era mayor cuando la interacción era con desconocidos o figuras de autoridad (incluidos los profesores), pero también se daba con la gente en general. Laia tenía miedo a lo que pudieran pensar y decir los demás de ella, a que se dieran cuenta de su nerviosismo, a no presentar la apariencia adecuada, a cometer errores y hacer el ridículo (pensaba que siempre era ella la que se equivocaba), a que su comportamiento no fuera el adecuado y a ser desaprobada y rechazada.

Las intervenciones en público y la interacción con desconocidos o figuras de autoridad eran evitadas con muchísima frecuencia.

Laia realizó tratamiento psicológico individual de un total de 25 sesiones, incluyendo los siguientes objetivos:

–          Aprender a afrontar diversas situaciones  sociales sin una excesiva ansiedad
–          Reducir los sentimientos de  inseguridad en las interacciones sociales
–        En la situación social: centrarme en lo que hago, no en mis pensamientos, o en como lo estoy haciendo: despreocuparme de como lo haga
–          Reducir las expectativas negativas, interpretaciones y valoraciones negativas del que sucederá y de como he actuado
–          Aumentar la frecuencia de las relaciones sociales

 Presentación1

       Parte importante del tratamiento se basó en la puesta en práctica de la paciente de la técnica de reestructuración cognitiva. Introdujimos esta técnica a partir de un ejemplo en que Laia imaginaba que era llamada a la oficina por su jefe a causa de un error en el trabajo (del cual ella podía sentirse responsable o no). A partir de aquí, se identificaron los pensamientos al respecto (creerse responsable y una mierda), se analizó el impacto de los mismos sobre cómo se sentía (ansiosa, abatida) y actuaba (pedir disculpas, minusvalorarse) y se identificaron formas alternativas de enfocar la situación (atribuir la responsabilidad total o parcialmente a otros factores) así como el distinto impacto que estos nuevos pensamientos tenían.

       Paralelamente y realizando una jerarquía de las situaciones evitadas, Laia se expuso a sus miedos sociales de forma paulatina realizando tanto en sesión como en su vida diaria todas la situaciones sociales evitadas hasta el momento. De esta forma, podría comprobar la no ocurrencia de sus predicciones negativas así como empezar a focalizarse en sus aspectos positivos a la hora de relacionarse con los demás.

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